IMPORTANCIA DE LA FAMILIA ¿POR QUÉ?

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Mi amigo Julius me dice que por qué se está hablando tanto de la familia en la Asamblea General de la ONU, en las redes sociales discutiendo si hay solo un tipo de familia o si son varias posibilidades y porque la Iglesia ha tenido también que intervenir en ese tema, ya tratado por Juan Pablo II, convocando un Sínodo donde al final las ideas más peregrinas fueron desechadas. ¿Por qué tanto alboroto…? No me opongo que hablen de la familia quienes quieran -dice mi amigo- pero creo que hay cosas más importantes, por ejemplo la economía mundial, los avances tecnológicos, la salud…
Conociéndole, preferí no discutir sino que me ayudara a hacer cálculos sobre el porvenir de un joven según fueran sus padres.
-Vamos con el primer caso.- Un niño es hijo de padre delincuente y de madre prostituta. Ve como ellos discuten frecuente y coléricamente, incluso con golpes. En el barrio donde viven, ese tipo de parejas es muy frecuente.
Cuando llegue a la adolescencia, ese hijo tendrá un 90% de ser un delincuente, entrará en una mara buscando compañía, afecto, leyes de conducta y, si tiene suficiente carácter, poder, jefatura.
Vamos con el segundo caso.- El niño vive con su mamá. Nunca conoció a su papá. Según sea la madre (madre soltera, mujer casada pero abandonada por su esposo, viuda que vivió feliz con su marido hasta su muerte, etc.) el hijo tendrá un conocimiento de su papá positivo o negativo, pero en todo caso de él no recibe directamente una visión del mundo ni una conducta para moverse en él. Será un joven educado por una mujer, su mamá y le faltará una versión masculina de la conducta y del mundo. Tendrá un 80% de ser un niño mimado, consentido, blando o irresoluto.
Vamos con el tercer caso.- Es hijo único de una pareja que decidió tenerlo
cuando les pareció el mejor momento. Es un hijo programado y cuando va llegando a la juventud se da cuenta de que ha sido calculado, adquirido como el carro, el televisor, la refrigeradora, etc. Hijo-propiedad. Muy similar es el caso cuando la programación ha sido para “la parejita”: un niño y una niña y ya nada más. La vida de esos niños pueden ser muy diferentes pero tendrán una cosa en común: saben que sus padres los han tenido con los menores sacrificios posibles. Cuando sus padres tengan sesenta o mas años, lo hijos harán todo lo posible por dejarlos en una residencia para gente de la Tercera Edad. Si sus padres todavía viven con ellos y llegan unas vacaciones, de verano o de otras fiestas largas, los hijos tratarán de dejarlos hospitalizados por padecimientos leves. Los médicos de hospital tenemos repetidas experiencias de esas falsas hospitalizaciones. Conclusión: de padres egoístas y calculadores, hijos egoístas y calculadores.
Vamos con el cuarto caso.- el hijo nace y se cría viendo como sus padres se aman y como le aman a él y a sus hermanos. Los niños nacidos así en un hogar feliz donde reina el amor, crecerán felices y aceptarán las normas de educación que vayan recibiendo en ese ambiente creado por un verdadero matrimonio. Si además se trata de familia numerosa, con cuatro, cinco o más hijos, los niños desde muy pequeños estarán muy dispuestos a ser ordenados, tener pequeñas responsabilidades familiares, aprenderán a compartir, a ayudarse mutuamente, a hacer las paces después de una riña y pronto tendrán un conocimiento de cómo los niños y las niñas son diferentes, lo cual será un factor de maduración que irá creciendo y que supondrá, en la adolescencia y juventud, tener un trato fácil y equilibrado con los jóvenes de otro sexo.
Numerosas estadísticas, amigo Julius, hechas por expertos en temas familiares muestran que de hogares así, como en el cuarto caso, las cifras de delincuentes juveniles es mínima y en cambio es alta en familias egoístas donde cada uno vive para sí mismo, o donde los hogares no existen o están en destrucción.
Por eso no es exagerado decir que los hogares hechos por verdaderos matrimonios, que se quieren, que se guardan fidelidad y amor para toda la vida y que ven a los hijos no como una carga sino como un regalo del cielo y una ocasión para ampliar el amor mutuo conyugal con el que se da a los hijos, esos hogares son un bien social importantísimo.
La experiencia y los estudios estadísticos demuestran que si un país está formado por un ochenta por ciento de matrimonios estables y cuyas familias son abundantes en niños, ese país será un país poco conflictivo, con abundante gente emprendedora. Las familias bien constituidas, felices, amigo Julius, son la base indispensable para que un país crezca y se desarrolle pacíficamente.*

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