3.-El mundo donde nos ha tocado vivir

Van GohDesde que existen los seres humanos, el bien y el mal luchan entre sí. Y a lo largo de los siglos, en esa lucha a veces vence el bien, como en la aparición y desarrollo del cristianismo, y a veces toma auge el mal dentro de la todavía cultura cristiana. Fue un juego de fuerzas y personalidades, a veces formando un cierto equipo, como pasó en el siglo dieciocho con los Ilustrados. Pero lo que no se había dado nunca es que existiera una empresa bien organizada, multimillonaria, que se dedicara sistemáticamente a implantar el mal moral, la corrupción de las costumbres, incluso empleando la fuerza cuando fue necesario. Su nombre poco publicitado es El Nuevo Orden Mundial pero ya el santo Papa Juan Pablo II le impuso un nombre más certero: la Cultura de la Muerte. Muerte física de millones de seres humanos en etapa embrionaria; muerte espiritual y moral de los que aceptan sus normas de vida.
Nos movemos dentro de este ambiente corrupto y degenerado en toda América y Europa. En África y Asia encuentra mayor resistencia sobre todo en fomentar la homosexualidad y en la enseñanza de libertinaje sexual en los niños y jóvenes, sin permiso de sus padres.
Es muy interesante saber cómo empezó lo que ahora intenta terminar siendo un mundo donde no caben otras ideas, otros principios de conducta y otras formas de vivir que los de la Cultura de la Muerte. Pretenden crear y dominar un mundo que supera lo que hace años imaginó Aldous Huxley en su libro New Brave World.
La prehistoria de lo que existe hoy, comienza con Margaret Sanger, (1883-1966), una norteamericana precursora del control natal. Esta admiradora de Hitler puso como lema de sus trabajos “Mas hijos para los superiores, menos para los inferiores”. En su revista Birth Control, en abril de 1933 el número está dedicado a las esterilizaciones eugenésicas aconsejando las prácticas del Tercer Reich, con una propaganda progresiva dirigida sobre todo a los médicos.
Paralelamente a esas actividades de Sanger, surgieron en 1952 dos instituciones: International Planned Parenthood Federation (Federación Internacional de Paternidad Planificada) (IPPF) y el Population Council (Consejo de Población) promovidos y gestionados por el millonario John D, Rockefeller III. En 1969 ante el fracaso masivo de imponer la anticoncepción por píldoras y DIUs en el Tercer Mundo, aceptan el aborto para la Planificación familiar internacional. Damos el salto del crecimiento de este antinatalismo al año 1974 con el informe Kissinger que viene a alertar sobre el hecho de que USA es apenas el 4% de la población mundial pero consume más del 60% de todos los recursos económicos del mundo. Piensan que mantener la hegemonía política y económica de los Estados Unidos hace necesario y a veces urgente frenar la natalidad de los países subdesarrollados, que pasa a ser obligación de todos los sucesivos gobiernos, sean demócratas o republicanos. Pero luego vendrá otra solución eficaz que será ir enseñando en jóvenes y más tarde en niños, que tienen derecho a usar su sexo del modo y con las personas que acepten, aunque sean del mismo sexo.
Y a lo largo de los años, a través de Congreso Mundiales y de la acción principal de la AID (Agencia Internacional de Desarrollo) se va extendiendo el plan que al principio solo fue frenar los nacimientos, a una ingeniería mundial para cambiar el mundo y gobernarlo unificando todo hasta admitir solo el pensamiento suyo y sus acciones.
Ahora va tomando carta de obligación la libertad sexual sin obediencia a leyes morales universales, la legalización del aborto provocado, la homosexualidad presentada como una digna actividad normal, la convivencia estable de dos de ellos llamándolo matrimonio, incluyendo derecho a adoptar niños, la presentación de creencias religiosas como enemigas de la democracia y a la Iglesia Católica como enemiga del desarrollo cultural y económico para todos.
Ya en Estados Unidos pensar distinto sobre esos dogmas y exponer públicamente otras ideas, va acarreando juicios penales donde se termina en la cárcel o se paga una fuerte multa. ¡Qué pena! El país que se fundó y creció con un espíritu de libertad inteligente, base de su grandeza, ahora se va poco a poco corrompiendo y derivando hacia una dictadura de las conciencias y de las costumbres.
Pero no lo veamos con pesimismo. El Imperio Romano llegó a un poder económico, político y técnico, a una cultura que estaba mucho más distante del resto de los países europeos y africanos que la distancia que separa hoy los Estados Unidos del resto del mundo. El Imperio Romano entró en decadencia y desapareció rápidamente por completo, hundido en males muy parecidos, aunque de menor gravedad de los que hoy la Cultura de la Muerte exhibe y propaga: corrupción moral y económica, aumento de la homosexualidad, aumento de los niños recién nacidos abandonados en la calle o en la basura y un tremendo aumento de los abortos provocados. La Cultura de la Muerte lleva la muerte en su misma esencia y desaparecerá.
En este mundo donde nos ha tocado vivir, la actitud de todos los cristianos es vivir a fondo nuestra fe, reflejada en la santidad de nuestras vidas y en el espíritu de caridad con que debemos difundir nuestra fe a nuestro alrededor transmitiéndola al mayor número posible de amigos y conocidos. Los primitivos cristianos eran pocos y pobres y de la hecatombe de Roma supieron sacar toda la civilización cristiana.*

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