BEATRIZ, un caso típico de la Cultura de la Muerte

6a00d8341c630a53ef00e554c9e27f8834-800wiEl caso “Beatriz” en El Salvador, en detalle.

Merece la pena saber con toda precisión la explotación inhumana de una mujer campesina y pobre que hicieron en el país centroamericano de El Salvador personas de la Cultura de la Muerte tratando de introducir el aborto legal, manipulando el embarazo y la enfermedad de la llamada, con nombre supuesto, “Beatriz”.

No es nada nuevo. Siguen instrucciones precisas por todo el mundo. El embarazo de una mujer con embrión  anencefálico les dio resultado en Brasil para legalizar el mal llamado aborto terapéutico. Con casos similares trataron sin éxito de introducirlo en Colombia. Ahora le tocaba a El Salvador. Deben tener personas en los servicios de Maternidad que les dan el alerta: ¡tenemos un caso de embarazo con niño anencefálico!

Beatriz padece de un lupus eritematoso sistémico y de hipertensión arterial benigna Eso no la impidió quedarse embarazada anteriormente y dar a luz a su primogénito sin problemas especiales con un parto por cesárea. Pero después de ese parto tuvo un episodio breve de pre-eclampsia.

En su segundo embarazo el lupus estaba inactivo y tenía tratamiento farmacológico adecuado para su hipertensión. Si el feto hubiera sido normal no habría sido noticia pero con el diagnóstico de anencefalia, enseguida los “mortífagos” cayeron sobre Beatriz como hienas hambrientas, falseando el cuadro clínico, diciendo que tenía insuficiencia renal, que el lupus estaba activo y diciéndole a Beatriz que si no abortaba inmediatamente podía morir. Enseguida la proporcionaron dos abogados  que entablaron pleito contra los médicos del Servicio estatal de Obstetricia, por negarse a efectuar el aborto “y poner así a la embarazada en peligro de muerte”. Para añadir mas falsedades siniestras dijeron que antes del parto anterior había tenido pre-eclampsia.

Lo triste es que a todo el show de los abortistas  se añadió la Ministra de Salud, doctora María Isabel Rodríguez, organizaciones feministas y la Comisión Internacional de Derechos Humanos presionando insistentemente para que se efectuara el aborto terapéutico. La ministra de Salud se inventó una Comisión nacional de Bioética, tan mal agestada y con un currículo bioético tan inexistente que nadie le hizo ningún caso. En un momento dado la doctora Rodríguez amenazó con llevarse onu_nwo. CULTURA DE LA MUERTE.a Beatriz a otro país donde le pudieran efectuar el aborto.

Pero afortunadamente como dijo la presidenta de la Asociación Sí-a la Vida “la mentira avanza pero la verdad alcanza”. La Asociación de Bioética de El Salvador, ABIOES, integrada por médicos y juristas de prestigio, dictaminó que lo que había que hacer es simplemente mantener la observación y el cuidado normal del embarazo y en un momento dado efectuar un parto inducido o un parto por cesárea. Intervino la Fiscalía General de la Republica con un estudio cuidadoso del caso, asesorados por expertos médicos que negaron la actividad del lupus y la insuficiencia renal y dictaminaron seguir la misma conducta recomendada por ABIOES. Pero las presiones sobre Beatriz para que abortara, el acoso de los que hipócritamente se presentaban como salvadores de la salud de la madre, los anuncio pagados en la prensa por las feministas radicales, los enredos y falsedades tratando de confundir a la opinión pública, hicieron que el caso llegara hasta la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia que estudió el enorme mamotreto de documentos que había acumulado el caso y sentenció que había que proteger la vida de los dos, de la madre y del hijo. Y los abogados demandantes contra los médicos perdieron el caso.

Uno de los jueces matizó su voto diciendo que era un caso que deberían haber resuelto simplemente los médicos especialistas. Tenía razón. El caso desde el punto de vista médico no requería todo el largo enredo que armaron los servidores de la Cultura de la Muerte. Al final Beatriz sufrió un parto por cesárea en la semana 27 de su embarazo y su hijo, una niña nació entera, no despedazada, era efectivamente anencefálica y vivó unas siete horas. Pero los funcionarios de la gran Empresa Mundial de la Muerte –ya no es solo una cultura, sino una enorme empresa millonaria, perfectamente estructurada, con múltiples tentáculos acechando y presionando a todos los países que lo permiten y con la meta principal para  la que fue creada por Margaret Sanger a comienzos del siglo pasado: frenar la natalidad en todo el mundo por medio de la corrupción moral de la juventud, la venta millonaria de condones y abortivos hormonales y la legalización del aborto como un derecho femenino.

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